El descubrimiento fue anunciado ayer por el equipo de la Facultad de Medicina Albert Einstein de la Universidad de Yeshiva, en Estados Unidos, que venía trabajando en el uso de la vitamina C para matar las bacterias que producen la tuberculosis resistente a los medicamentos. El hallazgo –publicado en Nature Communications– sugiere que la vitamina C añadida a los medicamentos antituberculosos existentes “podría acortar la terapia de la tuberculosis y pone de relieve una nueva área para el diseño de fármacos”.
El nuevo descubrimiento surgió durante la investigación de cómo las bacterias se vuelven resistentes a la tuberculosis con isoniazida, un potente fármaco de primera línea. El equipo, liderado por William Jacobs, profesor de Microbiología e Inmunología y de la Genética en Einstein, detectó que las bacterias de la tuberculosis resistente a la isoniazida eran deficientes en una molécula llamada mycothiol. Buscando otro resultado, añadieron cisteína, y lo que lograron fue matar bacterias de la tuberculosis.
No solo esteriliza la tuberculosis sensible a los medicamentos, sino también la multiresistenteEl equipo repitió el experimento con isoniazida y un agente reductor diferente, la vitamina C. La combinación esterilizó el cultivo de M. tuberculosis. "Nos quedamos sorprendidos al descubrir que la vitamina C por sí misma no solo esteriliza la tuberculosis sensible a los medicamentos, sino también cepas de tuberculosis multiresistente y de tuberculosis extremadamente resistente", celebra Jacobs.
Para justificar las pruebas de vitamina C en un ensayo clínico, Jacobs tenía que encontrar el mecanismo molecular por el cual la vitamina C ejerce su efecto letal. Nuevas investigaciones dieron con la respuesta: la vitamina C inducida por lo que se conoce como reacción de Fenton, generó hierro para reaccionar con otras moléculas para crear especies de oxígeno reactivas que matan a las bacterias de la tuberculosis.
"No sabemos si la vitamina C funciona en los seres humanos, pero ahora tenemos una base racional para hacer un ensayo clínico. Este trabajo nos muestra un nuevo mecanismo que podemos explotar para atacar la tuberculosis", resume el investigador.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2011 la infección con la bacteria M. Tuberculosis enfermó a alrededor de 8,7 millones de personas, de las cuales 1,4 millones murieron. De estos casos, 650 mil son resistentes, y el 9 por ciento de ellos extremadamente resistentes, es decir, que no reaccionan ni evolucionan ante ningún fármaco conocido.
Son datos de la OMS además recuerda que la tuberculosis es aguda en los países de bajos y medianos ingresos, que representan más del 95 por ciento de las muertes relacionadas con esta condición. Por esto, la entidad señaló la necesidad de un presupuesto anual de 1.600 millones de dólares para la prevención y el tratamiento de la dolencia. "Hemos avanzado mucho en el control de la tuberculosis a través de la colaboración internacional, pero fácilmente podemos retroceder si no actuamos ahora", indicó la directora general de la OMS, Margaret Chan.
Fuente: Revista Mirada Profesional
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