Sin embargo, en un estudio con 30 pacientes probaron a incrementar cinco veces la dosis de famotidina, hasta los 200 miligramos al día, y vieron como así sí que se conseguía acceder al cerebro superando la barrera hematoencefálica.
Después de una semana, los síntomas de los pacientes empezaron a disminuir y, después de cuatro semanas de tratamiento, los síntomas habían disminuido significativamente.
El profesor Jesper Ekelund, uno de los autores de la investigación, ha recordado no obstante que la famotidina no debe ser utilizada directamente como tratamiento para la esquizofrenia hasta que se demuestre que el aumento de dosis es segura a largo plazo.
No obstante, reconoce que el estudio demuestra como "se abre un nuevo enfoque para el tratamiento de la esquizofrenia", y por ello la industria debería redirigir sus esfuerzos en este sentido.
El proyecto ya ha recibido el reconocimiento internacional, ya que Katarina Meskanen, una de los miembros del grupo de investigación de Ekelund, ha sido galardonada con el Premio al Científico Joven del Colegio Escandinavo de Neuropsicofarmacología.
Fuente Revista Mirada Profesional
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